Itatí Cuahutle/ElCensor.- A través de fotografías y videos, evidenciaron que las comidas son salubres para la ingesta diaria de quienes requieren de ese servicio al estar internados por atenciones médicas y para los trabajadores que diariamente laboran en esos espacios.
Las imágenes mostradas por los propios trabajadores de la salud, reflejan que los alimentos son de óptima calidad, versión contraria a la emitida por la dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Salud (Sntsa) sección 27, Blanca Águila Lima y personal sindicalizado.
Trabajadores de hospitales y Unidades médicas del estado de Tlaxcala pertenecientes a la Secretaría de Salud (SESA) negaron que los alimentos otorgados a pacientes y personal sean de mala calidad, ya que cumplen con los paramentos de sanidad para su consumo.
Los propios trabajadores basificados confirmaron que las protestas iniciadas en hospitales, centros de salud y oficinas centrales en contra del director de administración de la SESA, Julio César Meneses Guerrero, son una orden directa de la dirigente sindical, debido a que sustituyeron del cargo a Frank Mark Ibarra Muñoz quien fungía como coordinador estatal de nutrición, a quien se le liga como gente cercana a Blanca Águila.
Ibarra Muñoz quien es trabajador sindicalizado fue cesado de su cargo por falta de programación de alimentos, de control y abasto de los productos que se deben entregar en los hospitales y unidades médicas de manera regular.
Los trabajadores que están en contra del movimiento de protesta denunciaron que las manifestaciones en las unidades médicas y hospitales es una represalia por la separación del trabajador incondicional del sindicato.
“Todo lo que está haciendo la secretaria general del sindicato obedece a que le están quitando su coto de poder, por ello está desestabilizando a los trabajadores y mal informado a la población y pone en riesgo a los pacientes y la población tlaxcalteca por estar distrayendo a los trabajadores para sus manifestaciones y cumplir sus intereses personales”, comentaron trabajadores de la SESA, quienes prefirieron omitir sus nombres, para evitar posibles represalias.
